El 28 de junio de 2016 se conmemoró el segundo centenario de la primera devolución al Archivo de Simancas de los documentos que en 1810-1811 fueron requisados y trasladados a París por orden de Napoleón I, emperador de los franceses. Con este motivo, el Ministerio de Cultura informó: “Durante el Primer Imperio francés (1804-1815) Napoleón ideó (y desarrolló en gran medida) el proyecto de concentrar en París, en los entonces denominados Archivos del Imperio, una gran selección de documentos, procedentes de instituciones archivísticas de todos los Estados incorporados sucesivamente al control imperial. Así es como múltiples Archivos europeos (de Austria, Estados Pontificios, España, Piamonte, Holanda, etc.) se vieron afectados por la extracción selectiva y transporte a Francia de un gran volumen de documentos considerados de interés general, entre ellos el Real Archivo de Simancas”.
“En el marco de la Guerra de Independencia Española (1808-1814), la fortaleza simanquina (sede del Real Archivo) fue ocupada por una guarnición del ejército francés. El responsable del Archivo era entonces Manuel de la Cruz Ayala y Rosales (Secretario y Archivero Principal entre 1773-1811).
La primera remesa de documentos simanquinos a París tuvo lugar en noviembre de 1810, realizada por el General de División François Kellermann, Gobernador del 6º Gobierno de España (con capital en Valladolid). Manuel de Mogrovejo, Canónigo de la Catedral de Valladolid, ayudó a Kellermann en la selección de la documentación.
Dado el gran volumen documental del Archivo simanquino y de acuerdo con lo propuesto por Pierre Daunou, responsable de los Archivos del Imperio, se dio comisión a Joseph Guiter, Jefe de la Sección Administrativa de esta institución francesa, para que fuese a Simancas a preparar los siguientes envíos de documentación a París.
Guiter llegó a Simancas en marzo de 1811, abordando, con la ayuda de Mogrovejo, la tarea de determinar qué documentación, existente en 29 salas del Archivo, debía llevarse a Francia. La propuesta de selección de Guiter, en parte modificada por Daunou, fue finalmente aprobada por el Ministro del Interior francés (de quien dependían los Archivos del Imperio).
Guiter, que todavía no había recibido ninguna instrucción oficial al respecto, supo que el ejército francés que ocupaba Portugal estaba en plena retirada hacia Castilla. Por ello, se vio obligado a realizar de manera precipitada, en mayo y junio de 1811, tres envíos de documentación a París, regresando él mismo a Francia con el último trasporte.
En las cuatro remesas realizadas en 1810-1811, fueron trasladados a los Archivos del Imperio aproximadamente 7800 legajos del Archivo de Simancas, pertenecientes a la colección de Patronato Real y a los fondos del Consejo de Estado, Consejo de Aragón, Consejo de Italia, etc.
Manuel de la Cruz Ayala, responsable del Archivo simanquino y testigo de la sangría, murió unos meses después, el 3 de diciembre de 1811. En su testamento, otorgado el día anterior, indicaba lo siguiente:
«Declaro […] que con motivo de las actuales circunstancias de guerras se han acantonado en dicho Real Archivo y fortaleza muchas tropas del ejército francés, apoderándose de todas las oficinas y habitaciones de él, en las cuales han causado crecidos daños así en puertas como en ventanas, balcones y rejas, como igualmente en algunas porciones de papeles, cuyos daños no he podido evitar, porque lo han hecho con la fuerza, según es notorio en esta villa […] Asimismo declaro que han venido a dicho Real Archivo varios sujetos franceses con comisiones de los generales, no sólo a reconocer papeles de Estado y otros, sino a llevar e extraer de dicho Real Archivo todos los papeles de Estado antiguos y modernos que había en él, los del Real Patronato y otros que resultan de los recibos que han dejado los dichos comisionados […]» (AHP de Valladolid)”.
La devolución de los documentos al Archivo de Simancas
“Después de la derrota del Napoleón, Francia tuvo que devolver la mayor parte de la documentación, en virtud de un acuerdo tomado en el Congreso de Viena (1814-1815), en el que participó el Marqués de Labrador (Pedro Gómez Labrador), en representación de Fernando VII.
Los documentos (instalados en 146 cajones) abandonaron París en febrero de 1815 con dirección a Bayona. El 8 de junio de 1816 fueron remitidos por el Cónsul de Fernando VII en Bayona a Valladolid, donde llegaron el 27. Finalmente, fueron recibidos en el Real Archivo de Simancas el 28 de junio de 1816.
Pedro Cevallos, Secretario de Estado y del Despacho de Estado, mandó a Tomás González, Comisionado Regio en el Archivo de Simancas, que estuviese en Valladolid para recoger la documentación. González informó al Ministro de Estado de la recepción de los documentos de la siguiente manera:
«[…] llegaron [los papeles] al Real Archivo el 28 muy de mañana, rebosando los vecinos de esta noble y leal villa en extraordinario júbilo por la recuperación de estos importantísimos documentos; habiendo contribuido el Cura Párroco y demás eclesiásticos de ella a aumentar la alegría con general replique de campanas, y en el mismo día he recibido por peso y con la mayor detención y escrupulosidad de mano del ordinario conductor Juan Felipe Guezala, vecino de Vitoria, ciento y cuarenta y seis cajones bien acondicionados, precintados y sellados que han pesado 1604 arrobas y cinco libras castellanas. Vienen en ellos los papeles del Patronato Real, los de Estado, y los de las negociaciones de nuestras señorías y potentados fuera de la Península […]» (AGS ARC,33,1)
En 1816 Francia no devolvió una parte de la documentación extraída del Archivo de Simancas, aduciendo varios motivos, por ejemplo que se refería a territorios que tras dominación española, habían vuelto a la de Francia (como el Condado de Borgoña, Lorena, etc.).
Persistían razones geopolíticas (destacando los intereses de Francia en el complejo mapa italiano) en la retención de documentos que testimoniaban las a menudo conflictivas relaciones hispano-francesas. Por ello los documentos simanquinos retenidos eran fundamentalmente tratados, correspondencia diplomática, consultas, etc. del fondo del Consejo de Estado (la mayoría de la negociación de Francia pero también de las negociaciones de Roma, Nápoles, Milán, Venecia, etc.) y de la colección de Patronato Real.
En 1828, con motivo de la visita de Fernando VII a Simancas, se puso una inscripción en latín en la cámara de Felipe II (ubicada en el cubo del Archivo de la fortaleza simanquina), conmemorativa de la devolución realizada en 1816.
La documentación retenida en París en 1816 fue finalmente devuelta en 1942 por el Mariscal Pétain, jefe de Estado de la Francia de Vichy, siendo recibida en el Archivo de Simancas el 6 de noviembre de dicho año”.