Felipe Molina Carrión es el autor del libro Alcázar de San Juan, Alcázar de Cervantes (1931-1939), editado por Editorial Oretania. “El libro recoge buena parte de las señas de identidad alcazareñas de la década, las grandes visitas que marcan la importancia de la población, el análisis del ferrocarril y su importancia estratégica para el transporte de material de guerra, los bombardeos de la población uno de los episodios mas tristes que no ha sido aun suficientemente divulgado. El arrojo transformador de los alcazareños que incluso cambian el nombre del pueblo reconociendo así una de las aspiraciones mas queridas de la población, que atesora una histórica partida de bautismo de Miguel de Cervantes Saavedra. La vida placida y amable de los primeros años republicanos, la alcazareña Emelina Carreño, mis España de 1931. El paso continuo de Miguel Hernández por la población algunas veces a ver a la familia de su mujer y otras por cuestiones de la época, la implantación definitiva del fútbol como deporte rey, el desarrollo cultural, literario o teatral de aquellos momentos. Todo ello frente a la conflictiva vida de un pueblo que vivió la guerra, plenamente, desde la retaguardia”.
Prólogo, por José Fernando Sánchez Ruiz
En la primera década del siglo XXI, se está viviendo en Alcázar de San Juan una tendencia en la historiografía local, que promovida por el Patronato Municipal de Cultura ha centrado la mirada de historiadores y aficionados en la primera mitad del siglo XX, bajo el lema genérico de «Alcázar de San Juan 1900-1950». En este sentido se han realizado varias acciones que presentaremos en dos bloques. La organización de las fuentes y la realización de productos.
En cuanto a la organización de las fuentes, hay que destacar varios procesos, en primer lugar se organizaron las fuentes documentales municipales, con la preparación, como material de investigación de las series documentales relacionadas con los ámbitos políticos, económicos o institucionales. En este sentido se ha puesto a disposición de los investigadores, las series de actas de pleno, comisiones permanentes, decretos de alcaldía…
Junto a este material se han recogido algunos fondos documentales de otras instituciones de gran interés como el de las cooperativas de La Equidad o La Esperanza y en otros sentidos se han hecho trabajos de organización y catalogación de archivos y bibliotecas privadas locales no municipales correspondientes a otras instituciones. Esta iniciativa no podía ser un hecho aislado y paralelamente se buscaron y compilaron ejemplares de las cabeceras de prensa de la localidad, siendo un caso singular el de esta población que contó múltiples cabeceras. Por último junto a la recopilación de estas fuentes clásicas para el estudio de la historia local durante el periodo, se han realizado varias campañas de recogida de noticias, datos, opiniones, actitudes y puntos de vista personales, mediante un sistema de entrevistas sobre diversos temas que se han grabado, especialmente dedicadas a mujeres, aunque también las hay dedicadas a los hombres de esta primera mitad del siglo XX.
Sobre el proyecto y en colaboración con el Centro de Estudios de la Universidad de Castilla La Mancha, Isidro Sánchez y Esther Almarcha, organizamos un seminario dedicado al estudio de las fuentes para el periodo acudiendo a este, gran numero de interesados que a su término fueron colaboradores del proyecto.
Cuando nos planteamos este proyecto, se concreto que para divulgar las posibles investigaciones y aportaciones que se produjeran, utilizaríamos el sistema que ya había puesto en marcha el PMC, una revista de estudios e investigación local «Tesela*». Este proceso no se concibió, ni se realizó fase a fase, sino que mezclaba parte de la preparación de fuentes, con la realización de investigaciones e incluso la divulgación de una parte de ellas, hay que centrar la idea de que no es solo una concepción basada en metodologías ortodoxas. Otros aspectos de gran interés fueron desde el principio, la extensión del conocimiento sobre la historia local y la generación de un «cuerpo cultural local contemporáneo», es decir el establecimiento y definición de un conjunto de sucesos, rasgos o acontecimientos sociales, que permiten la identificación de «lo alcazareño» que se han convertido en lugares comunes. Elemento imprescindible para la definición de Alcázar de San Juan que se extienden a lo largo del resto del siglo y hoy están en plena vigencia formando parte de la conciencia de los alcazareños. Algunos de ellos son: el cervantismo, el sentido del progreso social, la modernidad frente a la tradición, la innovación, la vocación de servicios de la población, la profusión de la vida social.
Muchos han sido los resultados de esta iniciativa que han dado lugar a un cuerpo de la historia local de este periodo. Hoy tenemos en la mano el producto más reciente de este conjunto, que su propio autor Felipe Molina Carrión, cita en estos términos y como extensión de su trabajo más amplio a lo largo del periodo. Dando un repaso rápido a los productos divulgativos más interesantes que han aparecido con este proyecto, nos encontramos editados por el PMC con los siguientes libros. «Alcázar de San Juan 1900-1950. Aspectos urbanísticos Tomo I, Aspectos Humanos Tomo II, Aspectos socio-económicos Tomo III». de José Fernando Sánchez Ruiz y Antonio Martínez Meco, 2006. «Carnaval de Alcázar de San Juan. Siglo XX». 2007. José Fernando Sánchez Ruiz, Antonio Martínez Meco, Cecilio Cañas. «Oficios tradicionales (en Alcázar de San Juan y la Mancha Centro)» de VVAA 2009. «La enseñanza secundaria en Alcázar de San Juan. Siglo XX» de Mª Teresa González Ramírez, Mª Nieves Molina Ajenjo y Jesús Simancas Cortés 2010. «Notas históricas sobre Alcázar de San Juan y su Casino» VVAA 2010.
Documentales en formato DVD. «Alcázar de San Juan. Un pueblo en la retaguardia» documental en dvd 2007. Ana Belén Rodríguez Patiño, José Fernando Sánchez Ruíz y Francisco J. Atienza Santiago. «Historia Gráfica de la Escuela en Alcázar de San Juan siglo XX» 2008 de Mª Teresa González Ramírez, Mª Nieves Molina Ajenjo y Jesús Simancas Cortés.
La revista Tesela cuadernos mínimos, que ha dedicado en los últimos tiempos un buen número de títulos a este proyecto desde 2006 con el nº 18 de Teófilo Zarceño Domínguez, «Alcázar de San Juan. Trágicos años 30. Sombríos años 40». José Ángel Gallego Palomares, «Alcázar de San Juan en guerra, 1936. La ruptura revolucionaria del campo tranquilo». Mariano Velasco Lizcano, «República y Guerra Civil en la Mancha de Ciudad Real (I). Los años republicanos. Bienio Progresista 1931- 1933. Apuntes sobre Alcázar de San Juan». Francisco J. Atienza Santiago, «Colectividades en Alcázar de San Juan»
Del año 2007 las siguientes, «La política educativa de la Segunda República en Alcázar de San Juan: El Instituto de «La Covadonga» de Mª Teresa González Ramírez, Mª Nieves Molina Ajenjo y Jesús Simancas Cortés. «Dos modelos de conflictividad social en Alcázar de San Juan durante la II República: La huelga de la siega y la revolución de octubre de 1934», de Carlos Fernández- Pacheco Sánchez Gil y Concepción Moya García. «Las actas municipales durante la alcaldía de Domingo Llorca Server (Abril 1936 – Febrero 1938)» de Miguel Ángel Martínez Cortés. «Violencia y guerra civil en la comarca de Alcázar de San Juan (1936- 1943)» de Damián A. González Madrid. «Cartas Republicanas» de Felipe Molina Carrión. «Comportamientos de la mujer alcazareña (1900-1950). Perspectiva histórica, de Irene Paniagua Barrilero. «La violencia como factor político: revolución y contrarrevolución» de José Ángel Gallego Palomares. Terminando esta serie con la Tesela nº 29 del mismo autor de este libro «Un punto estratégico en la defensa de Madrid. Alcázar de San Juan 1936- 1939».
Igualmente hay una serie de investigaciones abiertas como «La mujer en Alcázar 1900-1950» entre otras muchas de diferentes temáticas.
En este ámbito y desde iniciativas particulares se han producido una serie de publicaciones muy interesantes sobre el periodo, de entre ellas destacamos las siguientes: «Emelina Carreño la belleza que alumbró a la República». Enrique Sanchez Lubian, por la BAM; «La arquitectura Modernista en la provincia de Ciudad Real» de Ricardo Muñoz Fajardo por la Editorial Ledoria.
Ahora hay que agradecer la iniciativa de la puertollanense editorial Oretania, que lleva varios años en la brecha, hoy como empresa de comunicación con responsabilidad sobre varias cabeceras e iniciativas especializadas y una línea editorial provincial editorial, de la que resulta este libro de Felipe Molina Carrión. Estas iniciativas editoriales en Ciudad Real son muy escasas, encontramos entre las propuestas institucionales la Biblioteca de Autores Manchegos de la diputación, o alguna iniciativa municipal muy esporádica como la propia de Alcázar de San Juan. En el plano de las iniciativas privadas, el panorama provincial es poco halagüeño, siendo esta de Oretania quizás de lo más interesante, como fruto personal del interés de Julio Criado.
Por otra parte es necesario dedicar unas observaciones sobre Felipe Molina Carrion, como profesor y historiador. Su dedicación como docente no solo se ha limitado en estos años a impartir clases, sino que ha desarrollado una interesante labor de animación con sus alumnos interesándolos, en el conocimiento histórico de su entorno y en la investigación. Con ellos visita los fondos históricos y les inicia en una visión personal de estudio y conocimiento del pasado, como base para el análisis del presente.
Profesor hoy en el IES «Valdehierro» de Madridejos (Toledo), también lo fue en el IES «Miguel de Cervantes» de Alcázar de San Juan. Oriundo de la población conquense de Las Pedroñeras, licenciado en Geografía e Historia por la UCLM Premio Extraordinario de Licenciatura en 1993. Desde muy joven investigó sobre diferentes aspectos de su pueblo natal, destacando sus obras sobre la historia y la Semana Santa de Pedroñeras. Con los alumnos del IES «Miguel de Cervantes de Alcázar de San Juan», consiguió el IV Premio Jesús de Haro de Investigación Histórica de Castilla–La Mancha, con «Introducción a la historia de Alcázar de San Juan en el S. XVIII a través de sus Censos y Catastros» (2006). En el año 2009 consiguió un accésit de los prestigiosos Premios San Viator por la Revista Digital «El Séptimo de Caballería», junto con sus alumnos de Bachillerato Internacional. Igualmente es ganador del III Premio Estados del Duque de Investigación en Ciencias Sociales con «II República y Guerra Civil en los Estados del Duque» (2010). Junto a sus alumnas Marta Corbera y Sandra Escalona, gano el 5º Premio de Humanidades y Ciencias Sociales de la XVI Edición de los Premios San Viator con el trabajo titulado «Madridejos: historia, arte, tradiciones y cultura de un pueblo».
De su amplia participación en congresos históricos y otros modelos de presentación de investigaciones, solo nombraremos su participación en los congresos sobre la Orden de San Juan en la Mancha que se celebran en ASJ del que citamos el siguiente trabajo. «Las órdenes militares como plataforma del poder nobiliario durante los siglos XIV y XV. Juan Fernández de Heredia, maestre de San Juan y Juan Pacheco, maestre de Santiago».
De entre sus libros es destacable «La Guerra de Independencia en el Priorato de San Juan (1808-1814)» publicado en 2009, editado por la BAM de la diputación de Ciudad Real, que se completa con este nuevo titulo. Alcázar de San Juan, Alcázar de Cervantes (1931–1939) (2011). De esta manera el autor se viene especializando en el estudio de la II Republica Española en La Mancha, descubriendo una perspectiva muy desconocida de la retaguardia y la vida de los pueblos en el periodo. De las opiniones del autor sobre esta aportación escogemos el siguiente párrafo. Es «una visión muy completa del periodo de la II República en esta ciudad, centro neurálgico de una zona fundamental en Castilla–La Mancha, la comarca de la Mancha y el antiguo Priorato de San Juan».Felipe consciente de la complejidad de la investigación, no pretende que esta sea una visión cerrada, de la que ya presentó hace algunos años en publicaciones parciales de la revista Tesela del PMC alcazareño una primera versión. Por el contrario ahora presenta unos textos mejorados y completados en la intención de dar a conocer más ampliamente sus investigaciones y seguir despertando el interés en la tierra manchega, de hecho en este momento trabaja con un criterio similar con la figura de José Prats. En conjunto el trabajo al que nos tiene acostumbrados tiene tres características básicas; la primera es el compromiso con La Mancha y la contemporaneidad. La segunda la compilación de estudios previos al suyo sobre el mismo tema, lo que nos permite establecer un estado de la cuestión. La tercera característica es su interés en la claridad de la redacción, pretendiendo que sus trabajos tengan ante todo un carácter divulgativo, que permitan el acceso a los mismos del lector medio, a veces con intención narrativa, una forma de presentación que acerca al autor y al lector, encontrándose este en un terreno cómodo, incluso cotidiano.
El libro recoge buena parte de las señas de identidad alcazareñas de la década, las grandes visitas que marcan la importancia de la población, el análisis del ferrocarril y su importancia estratégica para el transporte de material de guerra, los bombardeos de la población uno de los episodios mas tristes que no ha sido aun suficientemente divulgado. El arrojo transformador de los alcazareños que incluso cambian el nombre del pueblo reconociendo así una de las aspiraciones más queridas de la población, que atesora una histórica partida de bautismo de Miguel de Cervantes Saavedra. La vida plácida y amable de los primeros años republicanos, la alcazareña Emelina Carreño, mis España de 1931. El paso continuo de Miguel Hernández por la población algunas veces a ver a la familia de su mujer y otras por cuestiones de la época, la implantación definitiva del fútbol como deporte rey, el desarrollo cultural, literario o teatral de aquellos momentos. Todo ello frente a la conflictiva vida de un pueblo que vivió la guerra, plenamente, desde la retaguardia.
Pero no quiero terminar esta tarea que me ha encargado el autor de glosar su libro y su dedicación, sin hacer alguna aportación a la temática del mismo. En este sentido lo primero que quiero hacer es felicitar a los alcazareños de aquella década, he tenido la oportunidad e conocer a muchos, algunos muy mayores y otros incluso niños entonces. Esta antigua generación tiene unos rasgos que la diferencian mucho de la siguiente generación, «los hijos de la posguerra», y de la que en estos momentos es emergente los «hijos de la democracia».
Una visión rápida de la época nos lleva a anotar algunos aspectos que enmarcan la vida local. En el sentido económico ya venía Alcázar acostumbrándose a modelos de propiedad compartida con cooperativas y sociedades de primeros de siglo como los casos empresas como la Prosperidad, la Confianza o la Equidad. Pero en los años treinta esta tendencia se generalizó, citamos solo a modo de ejemplo, la cooperativa panificadora de La Esperanza(1932), la Colectividad de peluqueros o la Colectividad de Campesinos(1936) que fue animada por el ugetista Vidal Cruz. El nivel de implicación obrera, arroja cifras de 5000 afiliados al sindicato anarquista CNT y 9000 al socialista UGT. El moviendo colectivista se extendió en la provincia, siendo Alcázar uno de sus pueblos señalados. Todo este proceso es observado desde el ámbito nacional al ser Alcázar un núcleo importante del moviendo obrero, para celebrar el 1º de Mayo de 1931 fue visitada la población por Fernando de los Ríos como orador principal y a lo largo de la década recibe, seguramente vinculado al paso ferroviario a casi todos los lideres nacionales del momento, Alejandro Lerroux, Manuel Azaña, Luis Compayns, en 1936.
La vida cotidiana de los alcazareños cuenta con ciertas singularidades muy propias de la población y de la década, siempre señalando la primera parte de esta. Quizás todo empieza con el venturoso suceso de nombrar miss España a la alcazareña Emelina Carreño en 1931, convirtiéndose su figura y su recuerdo entre los alcazareños en un símbolo de la republica. El Carnaval como expresión popular singular, fue divulgado a nivel nacional por la revista Estampa, refiriéndose a los celebrados en 1935 que ya venían recuperando el esplendor de los celebrados en los primeros años veinte. Finalizó la década en este aspecto manteniendo la celebración como «fiestas tradicionales de navidad». Estos años dan lugar al nacimiento de nuevas sociedades recreativas y círculos de encuentro, como el Alces o la Cervecería Alemana, junto a ellas crecen los actos festivos en el sentido cívico según los esquemas de la época, bailes, concursos de todo tipo, teatro, cine. Se completa con un importante desarrollo de la vida cultural local a cargo de la Peña Marcos y la Agrupación Artística Alcazareña.
Entre las costumbres domésticas habituales se cuentan en la farmacopea popular el «azúcar tosta», los ungüentos o los emplastes. La higiene personal y doméstica se resolvía con la fabricación jabón en las casas a base de manteca de cerdo, grasas, aceites de varios usos y sosa, aunque en la población hubiera alguna fábrica de jabón. Igualmente era muy habitual la realización de conservas alimenticias de todo tipo desde la propia matanza del cerdo, con sus embutidos, a la conserva de todo tipo de frutas y vegetales o escabeches.
La creación artística y cultural, tuvo una interesante expansión, la fotografía como vanguardia del momento tuvo su primer concurso en 1934. El cine sonoro llegó en 1931 a la carpa del «circo de Trini» un espectáculo permanente que el clown alcazareño tenía instalado en el corral del Casino Principal. Varios escultores desarrollan su obra como Pantoja, entre los pintores más jóvenes destacaba la clara vocación de Ricardo Illescas o Santos Murillo, dos artistas que dedicaron toda la vida a la pintura con trayectorias de gran interés y que recibieron en su juventud un ligero apoyo municipal. Entre los autores recordaremos a los dramaturgos Francisco Fernández Martínez de la Vega, «Paco Murcia» que estrenó su primera comedia el día uno de Mayo de 1931, y Teodomiro Paniagua Arias fundador del Liceo Democrático que publicó y estrenó su producción teatral, con importantes éxitos locales y en las giras que realizó con ellas por La Mancha. Fueron años en los que se comenzaron a celebrar los conciertos de Santa Cecilia, la fiesta del árbol o de la bicicleta; los munícipes se interesaron en implantar una escuela de Artes y Oficios y la programación de espectáculos de la población era rica y variada.
Entre las publicaciones solo recordaré a Juan González Páramos que defiende en este momento la tendencia local de identificar la población con la cuna de Cervantes y en 1932 publica un folleto exponiendo sus teorías. La aparición de este, quizás sea el elemento que anima al concejal comunista Emilio Tajuelo, para proponer el cambio del nombre de la población, de Alcazar de San Juan a Alcázar de Cervantes, si bien la teoría del autor no es novedosa en el imaginario local, sino que viene extendiéndose desde el siglo XVIII. En este ambiente se establecen y conviven nuevos periódicos como Democracia, El Socialista Manchego, Heraldo Manchego, El Productor Libre o el Letra que en la colectivización de su imprenta tomo el nombre de Letra Confederal. Cada uno de ellos represaba una facción ideológica, conviviendo con serenidad en todo momento.
En el aspecto deportivo, encontramos la aparición de nuevas iniciativas y el establecimiento de la popularización del hecho deportivo, la Sociedad de colombofilia La Espada de 1932, el ciclismo, pero ante todo el fútbol. Durante los años 30 el esplendor del fútbol fue la expresión deportiva más importante. En 1931 el club Deportivo España ya de cierta envergadura como equipo local, se alzó con el triunfo del campeonato regional de fútbol. De entre sus jugadores destacó especialmente Jesús Ruíz «Jesusín» que jugó profesionalmente en el Betis. Esta tendencia se mantuvo hasta el final de este periodo, momento en que el fútbol local entró en una gran crisis por la depresión del Gimnástico teniendo que salir a otros pueblos los jugadores para jugar en otros equipos. Incluso durante la guerra el fútbol tuvo una gran importancia, disputándose partidos a favor de las distintas campañas, como el del 13 de octubre del año 1938, a favor de la campaña de invierno entre personal de ametralladoras y sanidad militar.
Todas estas nuevas formas de vida de los alcazareños se realzaron especialmente con la aparición de nuevos símbolos locales de transformación social. Citaremos solo algunos previos a la propia Guerra Civil. Uno de estos es la plena utilización del edificio del Casino Principal como casa consistorial y la incorporación a ella de nuevas clases sociales con ánimos transformadores. Con Domingo Llorca se lleva a efecto este cambio, siendo el Casino la nueva sede del gobierno republicano. Desde el principio de la década se planteó el consistorio dos elementos de modernización de primer orden, en la idea de Servicio Público como forma de socialización. Así se dotará Alcázar de San Juan de un sistema de sanidad pública y de enseñanza pública que mejora sensiblemente el sistema educativo.
En el caso de la sanidad desde la corporación de 1930, Abel Escribano Pérez Vázquez, en Febrero de 1931 propone la urgencia de crear una Casa de Socorro y al constituirse el primer ayuntamiento republicano se dota económicamente la idea. Rafael Mazuecos, que ya tenía una pequeña clínica, de acuerdo con la idea, ofreció la misma para implantar en ella el nuevo servicio de Casa de Socorro, que se dotó en 1934 con tres médicos, Jesús González Lizcano, Rafael Mazuecos Pérez Pastor y Julio Pérez Guzmán. Un poco más adelante en 1938 se nombró a los médicos José de Beritens y Mariano Martínez, para formar parte de la Beneficencia Municipal. Finalizada la Guerra se incautan los medicamentos y se crea un Centro Benéfico en sustitución de la Casa de Socorro.
Jesús González Lizcano uno de los concejales más activos, impulsó el crecimiento de la oferta educativa con diversas campañas en la prensa local, sobre la imperiosa necesidad de contar con un instituto de enseñanza media en el antiguo convento de Santa Clara. Una escuela de Artes y Oficios y las suficientes escuelas de primaria para atender a la población infantil. El instituto llegó en 1933 examinándose los alumnos en la Ferroviaria y luego obtuvo su sede física en la casa de La Covadonga hoy desaparecida. En 1931 al constituirse el gobierno republicano, se crean varias escuelas. Durante los años republicanos el ministerio va incorporando nuevas escuelas cada año. En 1933 eran diez escuelas públicas y estas iniciativas se secundan por el concejal Soria y el periódico El Despertar, poniendo de manifiesto que la eliminación del analfabetismo es fundamental para el desarrollo de la población, siendo este aspecto una solicitud permanente durante toda la década, que solo paliado en cierta medida en los primeros momentos. Los centros religiosos dejaron de funcionar durante la guerra y otros centros privados se mantuvieron, algunos de ellos con ideas muy progresistas.
El objetivo era doble que hubiera escuelas para todos y que los estudios fueran públicos, una segunda acción fue conseguir estudios de bachillerato. Estos concejales convencen a Francisco José Barnés Salinas ministro de Instrucción Publica, para la instalación de un instituto de Segunda Enseñanza en Alcázar. El instituto se abrió con un ideario cercano a la Institución Libre de Enseñanza. Se puso en marcha durante el curso 1933/34, instalándose en La Covadonga. En este centro se formaron alumnos muy bien preparados que ocuparon con el tiempo grandes responsabilidades. El cierre sobrevino en 1939 incluso con cierta participación municipal.
¿Cómo fue la vida en la retaguardia en un pueblo que estaba a la vanguardia de muchas cosas? Alcázar solo estuvo en la retaguardia geográfica, sufrió la guerra en profundidad, en sus primeros y últimos momentos tuvieron lugar dos etapas de represión que arrojaron muchas víctimas afectando profundamente al resto de la población.
La población dada sus características geográficas y ferroviarias fue siempre un punto estratégico protegido y atacado. Como destacamentos se formaron y residieron en Alcázar los siguientes: El batallón Mancha Roja, con 160 soldados y su cuadro de mandos, fue su capitán Francisco Antonio Carrascosa Barrios comandante militar de Alcázar. La columna Galán tuvo su sede en Alcázar formada también por milicianos de Manzanares y Daimiel, fue núcleo de la Tercera Brigada Mixta al mando de José María y Francisco Galán Rodríguez. Las tropas se acuartelaron en edificios como La Ferroviaria, La Academia Cervantes y el interior de las iglesias. Entre los establecimientos militares de la población estuvo, la línea de defensa del depósito de las Aguas, el Polvorín del cerro y el aeródromo de Alcázar que apenas tuvo interés.
Las primeras acciones bélicas, no se hicieron esperar, con los bombardeos del 16 de septiembre de 1936 sobre la RENFE y la CAMPSA, desde entonces los nidos de ametralladoras antiaéreas presidían la calle principal y la estación ferroviaria. El ataque aéreo que más afecto a la población tuvo lugar el 25 de marzo del 1937 y la madrugada siguiente del Jueves Santo 26 de marzo. Se produjeron 20 victimas directas, 48 heridos de diverso tipo y destrozos en más de un centenar de casas. Habitualmente al mediodía volaban tiroteando la población aparatos ligeros. La población que vivía en guerra, para resguardarse de los continuos ataques, construyó refugios en las plazas del Altozano, Arenal, Santo o Cristo Villajos entre otros, usando también las cuevas de las casas.
Entre las miserias de la guerra destacaron la violencia y el hambre, ambas presentes en Alcázar de San Juan. Desde el primer momento la violencia estuvo presente, se cuentan 95 muertes de sacas y paseos. Otros actos violentos fueron los saqueos, quemas de iglesias, robos, encarcelamiento de desafectos, recogidas de fondos con multas y sanciones a lo no adeptos, recogidas de donativos de los republicanos. La extensión del hambre estuvo muy relacionada con la falta de recursos y las operaciones de guerra, ayudas al frente, ayudas a las tropas de refuerzo, atenciones a los refugiados que llegaron a ser 12000. Para sobrevivir se mezcló el estraperlo y una escasa alimentación con yerbas silvestres, cáscaras, peladuras, animales domésticos…
El ayuntamiento de Alcázar se rinde el 28 de Marzo de 1939, la posguerra llegó con hambre, miseria, represión, encarcelamientos etc. Pero como este asunto esta fuera de materia del libro de Felipe solo recordaremos dos sucesos, ambos relacionados con jóvenes. El primero de ellos esta protagonizado por un grupo de mozalbetes que pliegan unos brazaletes de la división azul figurando la hoz y el martillo, el segundo el de unas niñas que un taller de sastrería cantan una versión del «Cara al Sol» añorando la antigua república. Ambos grupos de jóvenes son encarnizadamente castigados, cargados de penas de de muerte y años de cárcel, algunos de ellos estuvieron una larga década de penal en penal.
Cerraré este prólogo agradeciendo a Felipe sus trabajos y alentando a los investigadores a seguir trabajando por el conocimiento de los detalles de la vida alcazareña de esta primera mitad del siglo XX, pero igualmente hay que agradecer a muchos alcazareños y alcazareñas de aquellos años haber conservado el recuerdo en su memoria y la entereza suficiente para poder rememorarlo. Esta actitud de recordar ha incentivado claramente la necesidad de investigar y divulgar esa parte de la historia. Aún son muchos los episodios particulares e incluso generales que no se han descrito, pero en general conocemos los sucesos de la década y el férreo carácter de las personas que fueron sus protagonistas.
Una última cuestión. Desde el Patronato Municipal de Cultura en breve pondremos en marcha una campaña de acercamiento al estudio, la investigación y la divulgación, del periodo comprendido entre el cambio del Antiguo Régimen a finales del siglo XVIII, y el proceso desamortizador del siglo XIX. Nuestro deseo es que los investigadores y aficionados se interesen por el tema para poder dar sentido y participar en este nuevo estudio colectivo.