El sábado 14 de septiembre de 2013, a las 12 de la mañana, se celebra en el cementerio de San Miguel de Arcos de la Frontera un acto en memoria del dirigente revolucionario del siglo XIX Rafael Pérez del Álamo, nacido en Loja (Granada) en 1829 y fallecido en Arcos de la Frontera en 1911. En este acto, convocado por un grupo abierto desde facebook, participan, entre otros, el historiador José Luis Gutiérrez Molina, con una breve semblanza del personaje, el poeta Miguel Angel Rincón, con un poema escrito para la ocasión, y el cantautor y poeta Alfonso Baro, con una canción compuesta especialmente para este homenaje. Uno de los objetivos concretos de este acto es “la recuperación de los restos de Pérez del Álamo y del nicho que el pueblo de Arcos de la Frontera compró y donó para este revolucionario y que desapareció hace algunos años”.
En un comunicado difundido el 10 de septiembre de 2013, los convocantes expresan: “Tal vez sea la sublevación de Loja, en 1861, el acto más significativo de esa conjunción de la oposición política y la protesta social que tuvo como manifestación a la región andaluza.
Las luchas, que han sido varias veces estudiadas y expuestas con todo lujo de detalles, podrían resumirse diciendo que el 29 de junio de 1861 -cuatro años justos después de la revuelta de 1857- unos seis mil campesinos armados, mandados por el albéitar Pérez del Álamo, ocupan el pueblo de Loja durante cinco días hasta que las fuerzas militares mandadas por el general Serrano -otro gran terrateniente andaluz- le obligan a dispersarse; previamente habían producido una asonada en la villa de Mollina, cerca de Antequera, y los insurrectos habían ocupado Iznájar, donde tomaron el cuartel de la Guardia Civil.
El propio Pérez del Álamo ha dejado escrita su versión de los sucesos, en los que cabe destacar varios aspectos: el poder económico que Narváez, natural de Loja, fue adquiriendo en dicha localidad, a la que convirtió en una pequeña corte; la finalidad claramente política de la insurrección -proclamar una república, acabar con la monarquía, etcétera- y la escasa referencia a los planteamientos de reivindicación social propiamente dicha.
Los estudios coetáneos dedicados al tema -Pirala, Guichot, etc.- insisten en el carácter de revolución política, mientras que los más recientes -Díaz del Moral, Calero, etc.- apuntan más al significado social de la revuelta, aunque Henessy incide en la interpretación política considerándolo como un movimiento democrático”.